El alcalde de San Diego, Bob Filner, se disculpó el jueves sobre su conducta y dijo que necesita ayuda, en medio de acusaciones de que ha hostigado sexualmente a mujeres.
Filner dijo que no ha respetado a mujeres que trabajan con él y en ocasiones las ha intimidado. Añadió que su conducta es inapropiada.
"Si mi conducta no cambia, no puedo liderar nuestra ciudad", dijo Filner en una declaración, un día después que un prominente ex partidario pidiese su renuncia.
"Ustedes tienen todo el derecho a estar decepcionados conmigo. Sólo pido que me den una oportunidad para demostrar que puedo cambiar, para que la visión que tengo para la ciudad se cumpla", dijo.
Filner está en un torbellino menos de un año después de haber sido elegido como el primer alcalde demócrata de San Diego en 20 años, enfrentando cuestionamientos sobre su actitud beligerante y acusaciones de que hostigó sexualmente a mujeres.
A Donna Frye, una ex concejal y ex partidaria, se le hizo un nudo en la garganta cuando pidió el jueves la renuncia de Filner, diciendo que se trataba de una de las decisiones más difíciles que había tomado. Dijo que las acusaciones están basadas en testimonios personales de víctimas, pero rehusó dar detalles, tales como la naturaleza del abuso o si ocurrió cuando Filner era alcalde.
Frye, que como Filner tiene una base liberal, dijo que más de una mujer le había hablado de haber sido víctima de hostigamientos, pero no dijo quiénes eran ni cuántas.
"Yo creo lo que ellas me dijeron, y ellas necesitan saber que no están solas", dijo Frye en una conferencia de prensa. "Hay personas que las respaldan y las quieren".
El escándalo estalló en un mal momento para Filner, de 70 años, que fue electo para un término de cuatro años luego de 10 términos en el Congreso. El lunes, la prometida de Filner, Bronwyn Ingram, anunció en un mensaje electrónico a su equipo de voluntarios que ella había roto el compromiso.
Dos importantes colaboradores de Filner renunciaron recientemente. Allen Jones, su vicejefe de despacho, renunció en una reunión a causa de lo que Filner llamó vagamente desacuerdos sobre la forma en que él desempeñaba el cargo. Cuando Filner preguntó si alguien más deseaba irse, Irene McCormack, jefa de comunicaciones, renunció.
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