La administración del presidente Barack Obama dejó hoy en claro la inminencia de un ataque militar contra Siria como respuesta al ataque de la semana pasada contra civiles en el que se habrían utilizado armas químicas.
El vocero presidencial Jay Carney dijo que las deliberaciones que su gobierno lleva a cabo no son para determinar la naturaleza del ataque al insistir que ha quedado demostrado su uso y la responsabilidad del gobierno sirio en estos hechos.
"Las deliberaciones no giran en torno a si el régimen sirio es responsable sino sobre cual es la respuesta adecuada ante esta clara violación a las normas internacionales", indicó el vocero durante su habitual conferencia de prensa.
Carney dijo que para su gobierno y para sus intereses de seguridad nacional resulta esencial que el uso de armas químicas en la escala que se registró en los hechos del pasado 21 de agosto no sea ignorado.
Indicó que si ese ataque queda sin respuesta ello simplemente alentará la repetición de incidentes similares y contribuirá a debilitar la Convención de Armas Químicas de la que son signatarios 150 países.
"Tiene que haber una respuesta. No podemos permitir que este tipo de violación a una norma internacional quede sin respuesta y la forma de este respuesta es lo que el presidente discute con su equipo", dijo.
Carney dijo que mientras tanto Obama y el secretario de Estado John Kerry continuarán sus consultas con otros líderes de países aliados en torno al tipo de respuesta que la comunidad internacional debe dar a este ataque.
El sábado pasado Obama se reunió en la Casa Blanca con su equipo de seguridad nacional para discutir los hechos en Siria y poco después habló por teléfono con el Primer Ministro de Gran Bretaña David Cameron.
El lunes Obama habló con el primer ministro de Australia, Kevin Rudd, después de haber hecho lo propio un día antes con el presidente de Francia, Francois Hollande.
Como parte de está ofensiva diplomática Carney dijo a conocer que el vicepresidente Joe Biden habló este martes por teléfono también con el vice primer ministro inglés, Nick Clegg.
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