El discurso de renuncia del alcalde de San Diego, Bob Filner, reflejó el mismo tono encendido y desafiante que dio lanzamiento a su carrera política como el ex legislador y activista de los derechos civiles en los años 60.
El viernes Filner habló ante el Concejo de San Diego después de acceder a renunciar como líder de la octava ciudad estadounidense en medio de acusaciones de acoso sexual.
"Obviamente esta es la decisión más difícil de mi vida. Todos usted me conocen como un luchador", destacó. "Desafortunadamente, yo sólo —y todos ustedes han ayudado a cortar todo el apoyo— no puedo enfrentar esta batalla, aunque sé que si se me da el debido proceso sería reivindicado".
Filner se disculpó ante el gobierno municipal y sus acusadores, pero también dijo que su fin como el primer alcalde demócrata en San Diego en varias décadas fue el resultado de "una mentalidad del linchamiento de una turba" y continuará negando que sus acciones fueran hostigamiento.
El alcalde habló ante el Concejo, que aprobó 7-0 la cancelación de un acuerdo que terminó un estancamiento político después que 17 mujeres lo acusaron públicamente de actuar indebidamente, desde tocarles el trasero hasta besarlas por la fuerza.
El acuerdo estipula que Filner dejará el cargo el 30 de agosto a cambio de que el gobierno municipal costee los gastos jurídicos de su defensa en una demanda por acoso sexual presentada por una antigua colaboradora.
Filner culpó de su caída a sus propios errores, pero también dijo que esas fallas se usaron como "munición" para detener a un líder dispuesto a estremecer la base del poder, como los hoteleros y los urbanistas.
El alcalde evoco el inicio de su carrera política en defensa de los derechos civiles en el segregado sur y cuando pasó dos meses en una cárcel de Mississippi.
"Saben que comencé mi carrera enfrentándome a las turbas de linchamiento y creo que acabo de enfrentarme a una aquí en San Diego, y ustedes tendrán que enfrentarse a eso", indicó.
Indicó que ninguna acusación ha sido probada independientemente ni por un tribunal, y agregó: "Nunca he acosado sexualmente a nadie".
Previamente, Filner había insistido en que aún podía ser un alcalde eficiente, se sometió a dos semanas de terapia de conducta y esta semana había reanudado sus funciones.
Sin embargo, el apoyo a su favor disminuyó después que aumentó el número de mujeres que lo denunciaron públicamente —una de ellas una bisabuela y otra una almirante retirada— y contaron que Filner las tocó, las besó a la fuerza, hizo comentarios lujuriosos y les aplicó llaves de inmovilización.
Algunos de los aliados políticos más cercanos a Filner y los nueve miembros del Concejo le habían pedido que renunciara al cargo.
El viernes, poco antes de la votación en el Concejo, el Comité Nacional Demócrata, reunido en Scottsdale, Arizona, había adoptado la medida extraordinaria de aprobar una resolución en la que exigía la salida de Filner.
Decenas de personas hablaron a favor y en contra del alcalde antes de la reunión del Concejo, celebrada a puertas cerradas para estudiar las condiciones confidenciales negociadas entre Filner y el asesor jurídico adjunto municipal, Jan Goldsmith.
"Sin la renuncia del alcalde, nuestra ciudad continuará paralizada por este escándalo; el progreso quedará frenado y nuestra atención continuará centrada en este oscuro capítulo de nuestra historia", dijo Laura Fink, asesora política que acusó a Filner de tocarle el trasero en 2005, cuando ella era gerente adjunta de campaña del entonces representante.
Rachel Laing, portavoz de una iniciativa para someter al alcalde a referendo revocatorio, dijo que los impulsores de la petición habían reunido 20,000 firmas en cinco días, pero dijo que estaba dispuesta a aceptar el acuerdo de renuncia del alcalde.
"Cada día que está en el cargo es un día que la ciudad permanece paralizada y sus víctimas sufren", dijo Laing al Concejo.
Sin embargo, muchos que asistieron a la reunión apoyaron al alcalde, que está aislado políticamente, y elogiaron su labor a favor de los derechos civiles y los grupos minoritarios.
"Cuando mis hijos me pregunten dónde estuve durante el linchamiento público del alcalde Filner, les responderé que no fui cómplice", dijo Enrique Morones, presidente del grupo defensor de inmigrantes Border Angels.
El principal elemento de negociación de Filner fue su negativa a dejar el cargo.
Una persona allegada a las negociaciones dijo que el mayor obstáculo durante las conversaciones fue la indemnización por renuncia y el pago de su representación jurídica por la demanda de acoso sexual. La fuente no estaba autorizada a comentar el caso públicamente.
El acuerdo fue negociado entre Filner, sus abogados, Goldsmith y dos miembros del Concejo. No incluyó a la abogada Gloria Alred, que representa a la ex directora de Comunicaciones de Filner, Irene McCormack Jackson, en una demanda presentada contra el alcalde y el gobierno municipal.
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