Cerca de tres docenas de jóvenes inmigrantes criados en Estados Unidos que lucen togas y birretes se preparan el lunes en su intento de regresar a territorio estadounidense en un puente en la frontera entre México y Texas.
Llevan consigo un perfecto inglés, un guardarropa que los hizo sobresalir en sus lugares de nacimiento, que hasta entonces no conocían, y la esperanza de que su protesta les permita reconectarse con sus familiares que viven en distintos lugares de Estados Unidos.
Este grupo de 32 dreamers, que el lunes intentará entrar a Estados Unidos por el cruce fronterizo de Laredo, Texas, esperan seguir los pasos de los nueve jóvenes que en agosto entraron por Nogales, Arizona, y que fueron liberados a la espera de su audiencia de asilo, tras pasar dos semanas detenidos.
El grupo sostuvo reuniones de planeación durante una semana en un refugio de migrantes, desde donde se alcanza a ver el territorio de Texas.
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