El número de fallecidos por las tormentas Ingrid y Manuel que golpearon a México por ambos lados aumentó el miércoles a 80, más de la mitad de ellos en el estado sureño de Guerrero, mientras reportes de deslaves en una comunidad cercana al puerto de Acapulco amenazaba con hacer que la cifra se incrementara más.
Ricardo de la Cruz, director de Protección Civil, informó en rueda de prensa que del total de víctimas, sólo en Guerrero han muerto 48 personas.
En el puerto de Acapulco, perteneciente a Guerrero y una de las zonas más afectadas por las lluvias que provocó en el Pacífico la tormenta Manuel, han fallecido 18 personas, dijo el funcionario federal.
La cifra anterior divulgada por el área federal de Protección Civil era de 60 personas fallecidas.
Buena parte del territorio mexicano se vio golpeado el fin de semana prácticamente de manera simultánea por el huracán Ingrid en el Golfo de México y por la tormenta tropical Manuel en el Pacífico.
Luego de haberse comenzado a disipar, Manuel volvió a tomar fuerza y el miércoles se transformó otra vez en tormenta tropical y avanzaba por el noroeste del país hacia el balneario de La Paz, en la península de Baja California.
En medio del anuncio del incremento de muertos a nivel nacional, el alcalde de la municipalidad de Atoyac en Guerrero, Edilberto Tabares, dijo el miércoles en Milenio televisión que le reportaron la muerte de 18 personas más en un pueblo remoto de la sierra, llamado La Pintada, y que muchas más estarían sepultadas tras el deslave de un cerro sobre varias casas.
Atoyac es una municipalidad rural montañosa a unos 70 kilómetros al oeste del puerto de Acapulco.
El secretario de Gobernación federal, Miguel Angel Osorio Chong, dijo en rueda de prensa que estaba confirmado el alud en La Pintada y que con las primeras imágenes obtenidas del lugar existía la posibilidad de que varias casas hubieran quedado sepultadas, aunque aseguró que hasta el momento no habían visto ni rescatado ningún cuerpo.
Refirió que helicópteros habían rescatado del lugar a 35 personas, entre niños, mujeres y ancianos. Cuatro de las personas se encontraban heridas de gravedad y eran atendidas en un hospital naval del puerto de Acapulco, localizado a casi 400 kilómetros al suroeste de la capital del país.
"No tenemos hoy en este momento ninguna persona que por el alud haya fallecido", dijo Osorio, quien refirió que un oficial de la Policía Federal estaba en el lugar para determinar la posibilidad de fallecidos.
En Acapulco, policías estatales resguardaban el miércoles la entrada de una tienda, parcialmente inundada y localizada en una de las principales avenidas del puerto, donde horas antes residentes entraron y se llevaron comida, ropa y en algunos casos pantallas de televisión y algunos aparatos electrodomésticos.
Cientos de personas caminaban entre las aguas estancadas del estacionamiento del almacén en busca de cualquier cosa, comida o bebidas, que los saqueadores pudieran haber tirado. Algunos pedían que se reabriera la tienda.
"Si no podemos trabajar, hay que venir por comida", dijo Anastasio Barrera, un pescador de 60 años que permanecía con su esposa fuera de la tienda. "El gobierno municipal no hace nada por nosotros y el gobierno estatal tampoco", agregó.
Con el aeropuerto cerrado y las autopistas bloqueadas, al menos 40.000 turistas quedaron varados tras haber acudido al puerto a disfrutar de un fin de semana largo con motivo de los festejos del inicio de la lucha de independencia de 1810.
Autoridades continuaron el miércoles la habilitación de algunos vuelos de líneas comerciales y aviones militares para hacer un puente aéreo y sacar a los turistas.
Aeroméxico e Interjet son las dos líneas que han sido autorizadas para enviar aviones al puerto, donde el miércoles el cielo se había despejado.
El secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, dijo en Radio Fórmula que hasta la tarde del miércoles habían sido sacadas de Acapulco unas 5.300 personas en 49 vuelos. Aseguró que hacia el mediodía del viernes se estará en posibilidad de habilitar tramos carreteros para que más personas puedan dejar el puerto en vehículo.
Miles de personas, varias sudorosas, esperaban formadas fuera de un centro comercial que es utilizado por las autoridades como albergue y punto de encuentro para los turistas que esperan abordar alguno de los aviones.
Dentro del centro, Omar Díaz de 23 años, esperaba junto con su esposa, su bebé de apenas dos días de nacido y dos niños más en un colchón inflable cubierto con una sábana. Su casa se inundó y las pocas cosas que lograron salvar las tenían en bolsas de plástico alrededor de la improvisada cama.
Su mujer, Marisela Díaz de 24 años, dio a luz a su hija Paula Jasmin pocas horas después de que la tormenta tropical Manuel tocó tierra, pero le pidieron que abandonara el hospital local donde se encontraba porque no había suficientes camas
"Perdimos todo, casa, cama, ventilador, refri, tele", dijo Omar.
Fuera del centro comercial, las personas que esperaban en interminables filas por un boleto de avión tenían menos suerte al tener que permanecer bajo el sol que reapareció el miércoles en Acapulco.
Catalina Clave, de 46 años y quien trabaja en la bolsa de valores en la ciudad de México, sudaba mientras esperaba en la fila.
"Cuarenta y ocho horas sin luz, sin agua corriente y ahora no podemos regresar", dijo Clave, quien llegó el viernes con su esposo y un grupo de amigos a una casa rentada. "No pido nada más que una lona e información".
La tormenta Manuel se localizaba a unos 145 kilómetros (90 millas) al oeste de Mazatlán, México. Sus vientos máximos sostenidos alcanzaban 65 kilómetros (40 millas) por hora. Se movía lentamente hacia el norte-noroeste, a unos 6 kilómetros por hora (3 millas por hora).
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