Expertos internacionales de desarme comenzaron el domingo el desmantelamiento y destrucción del arsenal químico de Siria y el equipo utilizado para producirlo, en el primer paso concreto de su colosal misión para eliminar este tipo de agentes a más tardar a mediados de 2014, dijo un funcionario.
Los inspectores de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAC) tienen alrededor de nueve meses para completar la erradicación del programa de armas químicas del régimen del presidente Bashar Assad.
La misión, aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU, deberá cumplir sus objetivos en lo que constituye el plazo más apremiante que haya afrontado la OPAC en su historia, al tiempo que se verá obligada a desplazarse por diversos puntos en Siria, escenario de una sangrienta guerra civil.
El domingo fue el quinto día de permanencia del equipo de avanzada —de unos 20 inspectores— en el país y el primero dedicado al desmantelamiento y destrucción de armas y maquinaria, dijo un funcionario de la misión conjunta de la OPAC y la ONU.
Los expertos supervisaron a personal sirio que utilizó sopletes de corte y cortadoras de disco para destruir o dejar inservibles numerosas piezas, como ojivas de misiles y bombas aéreas, así como equipo para mezclado y llenado, dijo la OPAC en un comunicado.
Los sirios son los responsables de la destrucción física de los materiales, en tanto que los expertos de la OPAC vigilarán el proceso y verificarán lo destruido, dijo el funcionario, quien declinó facilitar detalles o precisar el lugar donde se efectuaron los trabajos.
El funcionario solicitó el anonimato para hacer declaraciones a la prensa debido a lo delicado del asunto.
Las faenas completadas constituyen apenas el principio de un proceso complicado para eliminar el arsenal de armas químicas de Siria calculado en unas 1.000 toneladas así como las instalaciones para producirlas en Siria.
Damasco desarrolló su programa de armas químicas en las décadas de 1980 y 1990, y construyó un arsenal que se cree incluye gas mostaza y agentes que atacan el sistema nervioso como el sarín VX y el tabún.
Se considera que las instalaciones de producción y almacenamiento se encuentran diseminadas en el país.
El equipo de avanzada de la OPAC-ONU llegó la semana pasada a fin de establecer las bases para ampliar la operación a unos 100 inspectores. Los expertos que ya se encuentran en Siria verifican mediante doble control los documentos que entregó el régimen de Assad con el tipo de armas y precursores químicos que posee, así como el lugar donde se ubican.
Los integrantes del equipo tienen previsto visitar todos los lugares donde se almacenen las sustancias o armas químicas, desde camiones cargados con municiones de este tipo hasta los lugares donde se fabrican los agentes químicos.
Los inspectores pueden recurrir a cualquier medio para la destrucción de equipo, incluidas técnicas burdas como golpear con mazos de acero paneles de control o hacer pasar tanques encima de cubas vacías.
Sin embargo, la segunda fase —la destrucción de armas listas para su uso bélico— es una operación más difícil, cara y tardada. Podrá efectuarse mediante la incineración de materiales en hornos herméticos que alcanzan elevadas temperaturas o mediante el procesamiento de los precursores químicos y la disolución de éstos en agua.
La misión surgió tras un ataque mortal perpetrado el 21 de agosto en suburbios de Damasco controlados por la oposición, donde la ONU determinó que se usó gas sarín. Murieron cientos de personas, incluidos niños. Estados Unidos y sus aliados occidentales acusan al gobierno sirio de ser el responsable, mientras que Damasco responsabiliza a los rebeldes.
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