Ariel Castro, sentenciado a 1000 años
de prisión por secuestrar a tres mujeres y mantenerlas como esclavas
sexuales durante 10 años, pudo haber muerto de asfixia autoerótica,
no suicidio, reveló un informe.
El pervertido criminal fue encontrado
colgando de una sábana con los pantalones y los calzones en los
tobillos el pasado 2 de septiembre.
En su miserable celda se encontraron
fotos familiares y una biblia abierta en el Capítulo dos de Juan.
La investigación, llevada a cabo por
autoridades de Ohio, encontró que no se encontró nota suicida
alguna dejada por Castro, ni evidencia que sugiriera algún motivo
para que el criminal y violador tomara su vida.
Tampoco se encontraron documentos
relativos a la salud mental de Castro, ni del control de abuso de
sustancias. Los guardias encargados de supervisar a Castro no
hicieron bien su trabajo e incluso los reportes fueron falsificados,
arrojó la investigación.
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