Carolyn Scott no escucha música cuando se monta en su automóvil para ir y venir de su trabajo en el Saint Vincent Hospital.
Ahora practica español mientras maneja.
"Tengo un CD en mi auto", expresó Scott, una secretaria en la unidad de maternidad del hospital. "Lo escucho todo el tiempo".
Scott, de 63 años, es una de 15 enfermeras y secretarias que están tomando clases de español como parte de un programa piloto coordinado por la universidad Behrend de Penn State. Las clases están diseñadas para ayudar al personal a comunicarse mejor con los pacientes que hablan español.
Los empleados no reemplazarán a los intérpretes de español, empleados a tiempo completo que ayudan a traducir diagnósticos y ofrecer información sobre procedimientos y cirugías. Pero podrán entenderse mejor con los pacientes que llegan a sus unidades.
"A menudo somos la primera persona con que se topan estos pacientes", dijo Scott, quien reparte su tiempo entre las unidades de partos, postparto, el cuarto de los bebés y la sala de terapia intensiva de los recién nacidos. "Me siento mal cuando viene alguien que no habla inglés y no los puedo atender como corresponde".
La idea de las clases es de Soledad Traverso, profesora de español en Behrend, que fue paciente en el Saint Vincent en el 2012.
Una colega, Laurie Urraro, la fue a visitar y las dos comenzaron a hablar en español. Una enfermera las escuchó.
"Nos dijo que le gustaría poder hablar español porque llegan pacientes, sobre todo de noche, cuando no hay intérpretes ni familiares que hablen español", expresó Traverso.
Hay intérpretes disponibles las 24 horas del día para consultas telefónicas, pero no es lo mismo que tener una enfermera o secretaria que ayude al paciente a ubicarse en las primeras horas en el hospital, indicó Scott.
"Cosas sencillas como tomar el nombre, averiguar si tienen seguro médico, cuál es el nombre de su médico", dijo la secretaria.
Traverso y Urraro coincidieron en que enseñarle a las enfermeras y el personal algo de español para que se puedan entender con esos pacientes sería una buena idea y solicitaron a Penn State una beca para cubrir los costos de una clase de español en el Saint Vincent.
La beca fue aprobada y las clases comenzaron en septiembre. Las 15 plazas ofrecidas se llenaron rápidamente, a pesar de que los empleados no son compensados por asistir a dos clases de dos horas por semana.
"Nos alegra tener esta oportunidad de poder satisfacer mejor las necesidades de nuestros pacientes", comentó Debbie Tamilin, vicepresidenta del Saint Vincent a cargo de los servicios a los pacientes. "Es algo puramente voluntario, pero parece haber mucho entusiasmo".
Scott dijo que ello se debe más que nada a Traverso y Urraro.
"Nuestras dos profesoras son buenas y vitales", expresó Scott. "Si bien muchos de nosotros trabajamos ocho horas y luego tenemos las dos horas de clase, el tiempo se pasa rápido".
Las clases se concentran en palabras y frases que enfermeras y secretarias pueden necesitar para su trabajo. Durante parte de las clases los estudiantes trabajan en parejas, hablándose en español.
Cada clase tiene un tema distinto. La de la semana pasada estuvo enfocada en los números, señaló Traverso.
"Aprendieron a decir 'necesito tomarte la presión' y '¿cuánto pesas?''', dijo la profesora. "Todas cosas relacionadas con los números".
Incluso cuando no están en clase, Scott y otros estudiantes escuchan CDs que las profesoras les preparan y leen un texto especializado diseñado para ayudarlas con el idioma.
Las clases durarán hasta diciembre y no hay por ahora planes para otros cursos, aunque tanto Traverso como Tamilin dijeron que les gustaría dictar más clases.
"Podríamos enseñarle a un nuevo grupo de enfermeras y secretarias, o ayudar a este grupo a avanzar más con el español", dijo Traverso.
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