viernes, 4 de octubre de 2013

No tiene para cuando terminar la parálisis de gobierno

 Las perspectivas de un rápido fin al cierre parcial del gobierno, que ya cumple cuatro días, prácticamente desaparecieron el viernes ya que los legisladores llegaban al fin de semana discutiendo, y centraban su atención en un plazo que se cumple a mediados de mes para evitar la amenaza de un incumplimiento de pagos por primera vez en la historia.

"Esto no es un juego", dijo el presidente de la Cámara de Representantes John Boehner, mientras la Casa Blanca y los demócratas mantenían su posición de aceptar negociar sólo después de que se reabran las operaciones gubernamentales y se eleve el límite de endeudamiento de 16,7 billones de dólares.

Los republicanos de la Cámara, donde son mayoría, parecían cambiar sus demandas, al restar importancia a su insistencia previa en dejar sin financiamiento la reforma de salud a cambio de reabrir el gobierno. En su lugar, intensificaron los llamados por recortes en los programas de prestaciones federales y futuros déficits, asuntos que Boehner ha dicho en repetidas ocasiones serán parte de cualquier conversación sobre la legislación alusiva al límite de endeudamiento, al que muchos se refieren como el techo de la deuda.

El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, también dijo que las dos cuestiones estaban vinculadas. "No sólo tenemos un cierre, sino que tendremos la confianza plena y el crédito de nuestra nación ante nosotros en una semana o 10 días", dijo.

Reid y otros demócratas bloquearon numerosos intentos del senador Ted Cruz —un importante arquitecto de la estrategia para dejar sin financiación al "Obamacare" (como se conoce popularmente a la ley de salud promovida por el mandatario)— para avalar proyectos de ley aprobados por la cámara baja que reabrirían algunas partes del gobierno.

El republicano de Texas dijo repetidamente que Obama y los demócratas eran los culpables del estancamiento.

Pero el senador Carl Levin, demócrata de Michigan, comparó la estrategia republicana con "romper una pieza de vajilla con un martillo, y después pegar dos o tres trozos hoy, un par más mañana, y dos o tres más el día siguiente".

A pesar de la retórica, no se evidenciaba un sentido de urgencia para acabar con el cierre parcial antes del fin de semana.

La cámara baja controlada por los republicanos realizó una votación sobre proyectos de ley para proporcionar fondos para asistencia por desastres, y después para un programa de nutrición para la mujer, los infantes y los niños.

La agenda del sábado pide aprobar una ley para asegurar el pago para unos 800.000 empleados federales cesados temporalmente desde el martes, y luego apagar las luces en el recinto hasta el lunes por la noche para permitir a los representantes viajar a casa durante dos días.

Después de lanzar una serie de amenazas de veto contra proyectos de ley de gasto del Partido Republicano, la Casa Blanca no se opuso a asegurar el pago de los empleados cesados.

No había ninguna duda acerca de los fundamentos políticos de la batalla. Los demócratas y la mayoría de los republicanos han asumido que los republicanos se verán perjudicados por el cierre, al citar el impacto del más reciente antecedente, en 1996.

El cierre administrativo provocó que la Casa Blanca cancelara un viaje presidencial a Asia, y la Oficina de Estadísticas Laborales retrasó su informe mensual sobre el desempleo.

Por otro lado, de acuerdo con las advertencias del gobierno y de Wall Street, no elevar el límite de endeudamiento tiene el potencial de desestabilizar los mercados financieros y de causar daño a la economía rápidamente.

El secretario del Tesoro Jacob Lew ha dicho que a menos que el Congreso actúe, el gobierno será incapaz de pagar todas sus deudas y correrá el riesgo de impago. Ha instado a los legisladores a actuar antes del 17 de octubre.

Irónicamente, Boehner y el liderazgo republicano esbozaron hace más de dos semanas una estrategia que preveía evitar el cierre administrativo y en lugar de eso utilizar el proyecto de ley sobre el límite de endeudamiento como el escenario para un enfrentamiento con Obama. Su esperanza era ganar concesiones de la Casa Blanca a cambio de elevar el límite de la deuda y ponerse de acuerdo en cambios en dos rondas de recortes generales, una que tuvo lugar en el año fiscal que terminó el 30 de septiembre y la otra en los 12 meses que comenzaron al día siguiente.

La estrategia se vio descarrilada por el movimiento para dejar sin financiación la ley de salud, "Defund Obamacare", que Cruz, el senador Mike Lee de Utah y los grupos del Tea Party echaron a andar durante el verano.

A pesar de la discordia, había unidad en un frente. Un día después de una persecución que terminó en un tiroteo frente al Capitolio, los legisladores de ambos partidos llevaban botones de solapa que decían: "Gracias, Policía del Capitolio".

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