Los amigos y familiares de Gerardo I. Hernández, el agente de seguridad asesinado en el aeropuerto de Los Angeles, lo recuerdan como un hombre de familia que siempre sonreía a los pasajeros que usaban la terminal aérea.
Nacido en El Salvador, Hernández era el más joven de cuatro hijos. Se mudó a Estados Unidos cuando tenía 15 años. Cuatro años después conoció a su esposa, con quien se casó el Día de San Valentín de 1998.
"Siempre le emocionaba ir a trabajar y disfrutaba de la interacción con los pasajeros del LAX", dijo su esposa Ana. "Era una persona alegre, siempre sonriente. Le enorgullecía su labor para el pueblo estadounidense y para la misión de la TSA", la Administración para la Seguridad en el Transporte.
Ana Hernández hizo una breve declaración el sábado frente a la casa de la pareja en Porter Ranch, en el Valle de San Fernando. Sus manos temblaban y su voz se resquebrajaba mientras leía una hoja de papel.
"Gerardo era un gran hombre que siempre mostró su amor por nuestra familia. Siempre estuvo ahí para ayudar a quien lo necesitara y siempre hizo reír a las personas con su maravilloso sentido del humor", dijo.
Hernández es el primer agente de la TSA que muere en la línea del deber desde que la dependencia fue creada hace 12 años.
Las autoridades dijeron que Paul Ciancia, de 23 años, entró caminando el viernes en la Terminal 3 del aeropuerto, sacó un fusil semiautomático AR-15 de una bolsa y comenzó a disparar contra agentes de la TSA.
Hernández, quien había trabajado en el aeropuerto —conocido comúnmente como LAX— desde 2010, resultó herido de muerte. Cumpliría 40 años la próxima semana.
Otros dos agentes de la TSA resultaron heridos. Ambos recibieron atención médica en un hospital y fueron dados de alta.
El personal aeroportuario se afanó tratando de salvar a Hernández, dijo el jefe de la policía del LAX Patrick Gannon. Le dieron los primeros auxilios antes de que llegaran los paramédicos y lo sacaron en una silla de ruedas rumbo a la ambulancia, agregó.
El administrador de la TSA John Pistole ofreció condolencias a la familia de Hernández el sábado, y pasó cerca de 30 minutos en casa de la familia. Pistole dijo que la agencia revisaría su política sobre seguridad de los agentes.
Los agentes de la TSA son "la primera línea de defensa" en la seguridad del aeropuerto, dijo, y agregó que la agencia haría todo lo posible por asegurarse de que la tragedia del viernes no se repita.
Por la tarde, el fiscal federal Andre Birotte Jr. dijo que se presentaron cargos de homicidio contra Ciancia por la muerte de Hernández y de cometer actos violentos en un aeropuerto internacional. Podría ser sentenciado a pena capital.
Kevin Maxwell, amigo y ex colaborador de la TSA, dijo que Hernández era un hombre de familia.
"De lo único que hablaba era de su familia", dijo Maxwell a la televisora KNBC-TV. "Estaba muy orgulloso de su hijo, quien juega futbol".
Nacido en El Salvador, Hernández era el más joven de cuatro hijos. Se mudó a Estados Unidos cuando tenía 15 años. Cuatro años después conoció a su esposa, con quien se casó el Día de San Valentín de 1998.
"Siempre le emocionaba ir a trabajar y disfrutaba de la interacción con los pasajeros del LAX", dijo su esposa Ana. "Era una persona alegre, siempre sonriente. Le enorgullecía su labor para el pueblo estadounidense y para la misión de la TSA", la Administración para la Seguridad en el Transporte.
Ana Hernández hizo una breve declaración el sábado frente a la casa de la pareja en Porter Ranch, en el Valle de San Fernando. Sus manos temblaban y su voz se resquebrajaba mientras leía una hoja de papel.
"Gerardo era un gran hombre que siempre mostró su amor por nuestra familia. Siempre estuvo ahí para ayudar a quien lo necesitara y siempre hizo reír a las personas con su maravilloso sentido del humor", dijo.
Hernández es el primer agente de la TSA que muere en la línea del deber desde que la dependencia fue creada hace 12 años.
Las autoridades dijeron que Paul Ciancia, de 23 años, entró caminando el viernes en la Terminal 3 del aeropuerto, sacó un fusil semiautomático AR-15 de una bolsa y comenzó a disparar contra agentes de la TSA.
Hernández, quien había trabajado en el aeropuerto —conocido comúnmente como LAX— desde 2010, resultó herido de muerte. Cumpliría 40 años la próxima semana.
Otros dos agentes de la TSA resultaron heridos. Ambos recibieron atención médica en un hospital y fueron dados de alta.
El personal aeroportuario se afanó tratando de salvar a Hernández, dijo el jefe de la policía del LAX Patrick Gannon. Le dieron los primeros auxilios antes de que llegaran los paramédicos y lo sacaron en una silla de ruedas rumbo a la ambulancia, agregó.
El administrador de la TSA John Pistole ofreció condolencias a la familia de Hernández el sábado, y pasó cerca de 30 minutos en casa de la familia. Pistole dijo que la agencia revisaría su política sobre seguridad de los agentes.
Los agentes de la TSA son "la primera línea de defensa" en la seguridad del aeropuerto, dijo, y agregó que la agencia haría todo lo posible por asegurarse de que la tragedia del viernes no se repita.
Por la tarde, el fiscal federal Andre Birotte Jr. dijo que se presentaron cargos de homicidio contra Ciancia por la muerte de Hernández y de cometer actos violentos en un aeropuerto internacional. Podría ser sentenciado a pena capital.
Kevin Maxwell, amigo y ex colaborador de la TSA, dijo que Hernández era un hombre de familia.
"De lo único que hablaba era de su familia", dijo Maxwell a la televisora KNBC-TV. "Estaba muy orgulloso de su hijo, quien juega futbol".
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