El gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, ganó la reelección el martes con relativa facilidad, haciendo una demostración del amplio atractivo bipartidista del que goza y que le servirá como su recurso principal en caso de que busque la nominación presidencial del Partido Republicano en 2016.
Christie se llevó la victoria durante una jornada en la que los votantes de varios estados y municipios de Estados Unidos acudieron a las urnas. Entre otros, sus votos definieron también al gobernador de Virginia, los neoyorquinos eligieron un nuevo alcalde por primera vez en 12 años y hubo referéndums para saber cuánto impuesto debe pagar la marihuana en Colorado y cuál será el destino del Astrodome de Hoston.
En la Gran Manzana, Bill de Blasio se convirtió en el primer demócrata en ganar la alcaldía de la ciudad más grande de Estados Unidos desde 1989 al derrotar al republicano Joe Lhota. De Blasio sucederá al magnate Michael Bloomberg, quien ocupó el cargo por 12 años.
The Associated Press concluyó que el gobernador Christie ganó la reelección en Nueva Jersey con base en entrevistas con votantes a boca de urna. Las entrevistas las hizo Edison Research para la AP y las cadenas de televisión ABC, CBS, NBC, CNN y Fox News.
Aunque se desconocía el margen final de la victoria del gobernador sobre la poco conocida senadora estatal demócrata Barbara Buono en este estado de tendencia demócrata, se espera que Christie sea el primer republicano en un cuarto de siglo en recibir más del 50% de los votos de Nueva Jersey.
Esto ocurrió en un estado en el que el presidente Barack Obama ganó hace un año con una ventaja de más de 17 puntos porcentuales, su mayor margen en la nación.
De la mano de los crecientes índices de aprobación que le trajo el liderazgo que demostró después de la supertormenta Sandy, el gobernador construyó una coalición ganadora que cortejó intensamente a los grupos que a menudo rechazan a los republicanos: las minorías, las mujeres e incluso los demócratas, que superan en número a los republicanos entre los votantes registrados por más de tres a dos.
En Virginia, los demócratas esperaban barrer con varios puestos de elección popular, rematados por Terry McAuliffe en el cargo de gobernador.
Entre lo que está en juego el martes es si hay que gastar más de 217 millones de dólares para darle nueva vida al clausurado estadio de béisbol Astrodome, en Houston.
En otras votaciones, los republicanos de Alabama estaban eligiendo entre dos de los suyos —de diferentes alas del partido— durante una segunda vuelta para un puesto en el congreso.
Aunque brillarán los asuntos locales, estos comicios prácticamente no arrojarán luz sobre cuál es la opinión pública estadounidense acerca de los dos mayores debates nacionales de la actualidad: el gasto público y los seguros médicos. Esos tendrán que ser examinados en las elecciones de mitad de período presidencial, a efectuarse a fines del año próximo.
Otros de los asuntos sobre los que los electores emitirán su juicio:
—Varias alcaldías de grandes ciudades están en juego, como Atlanta, Boston, Detroit, Minneapolis y Seattle. Desde luego, destaca Nueva York, donde el alcalde independiente Michael Bloomberg ha ejercido durante los últimos 12 años el puesto que ahora se disputan el demócrata Bill de Blasio y el republicano Joe Lhota.
—En Colorado, los electores decidirán si se le aplicará un impuesto del 25% a la marihuana y si lo que se recaude se dedicará a regular la droga recién legalizada y a la construcción de escuelas.
En el extremo opuesto del espectro, los electores en 11 condados rurales —descontentos con la legalización de la marihuana y las uniones entre parejas del mismo sexo autorizadas por los demócratas— les están solicitando a los votantes que aprueben separarse del estado. Es una propuesta que tiene pocas posibilidades de prosperar, pero que indica la profunda división que existe entre el sector conservador en el norte y el este de Colorado, los suburbios del área de Denver —que suelen votar tanto por republicanos como por demócratas— y la ciudad de Denver y los pueblos turísticos, ambos de tendencias liberales.
—En las boletas del estado de Washington se encuentra un asunto que se ha convertido en una lucha entre la transparencia y las mayores productoras de alimentos del mundo: los votantes decidirán si dichos productores tendrán que indicar en las etiquetas si los alimentos están modificados genéticamente.
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