Brian Díaz recuerda con claridad aquel día de abril del 2013 en que los agentes de inmigración llegaron a su casa y se llevaron detenido a su padre, un inmigrante centroamericano que cruzó ilegalmente la frontera hace más de una década en busca de un mejor porvenir económico para su familia.
Brian, de 9 años, tiene frescas esas imágenes y el dolor que soportó durante dos meses, hasta que el padre fue liberado. Ahora está con miedo de su madre sea encarcelada y deportada.
El niño y sus amiguitos de la escuela han escrito cartas a los congresistas en las que piden que aprueben una reforma migratoria que ofrezca un camino hacia la ciudadanía a cerca de 11 millones de inmigrantes que viven sin autorización en Estados Unidos.
"Tengo miedo de que le pase a mi mamá. Cuando llevaron a mi papá me sentí triste, pensaba que no lo iba a ver más", expresó el pequeño cuando la AP le preguntó por qué le había pedido a sus compañeritos que escribieran las cartas.
"Voy a decirles (a los congresistas) que por favor digan que sí a la (reforma de) inmigración... Mi deseo de Navidad es que el Congreso pase la reforma migratoria. Yo cambiaría mis juguetes para que digan sí a la reforma, que no separen a las familias", dijo el niño nacido en Estados Unidos.
Y ese es el mensaje que le llevará la semana próxima a los legisladores nacionales en Washington, a donde acudirá para entregarles las cartas.
Brian y sus amigos del cuarto grado de la Escuela Primaria Shenandoah no están solos en esta campaña. Decenas de niños de todos los estados se encuentran en la capital del país y otros tantos acudirán en los próximos días para participar de una serie de actividades de presión al Congreso para que apruebe la reforma, a pesar de que quedan sólo días para que la legislatura nacional cierre sus sesiones de este año. Activistas calculan que habrá cerca de 100 niños con algún familiar o tutor en Washington entre esta semana y la próxima.
Se trata de las primeras actividades que tienen como protagonistas a los niños de familias de inmigrantes que se encuentran ilegalmente en el país. Con anterioridad las campañas estuvieron encabezadas por los mismos adultos o por jóvenes que llegaron de niños a Estados Unidos.
"Tenemos esperanzas de que si (los legisladores) tienen interacción con los niños y entienden cómo han sido afectados, eso los mueva para aprobar la reforma migratoria", expresó Kika Matos, directora del Movimiento por una Reforma Migratoria Justa (más conocido como FIRM, por su nombre en inglés). "Los chicos son los más vulnerables, las personas más afectadas por la falta de una reforma migratoria... No nos vamos a dar por vencidos, no vamos a parar hasta que tengamos la reforma", dijo la portavoz en entrevista telefónica con la AP desde Washington.
Los activistas han organizado decenas de actividades con los niños, que van desde visitas y protestas frente a las oficinas de congresistas y la entrega de cartas, al respaldo a tres inmigrantes que realizan un ayuno desde mediados de noviembre en el National Mall de Washington.
El presidente Barack Obama prometió una reforma migratoria integral, pero hasta ahora ha dejado la cuestión en manos del Congreso y ha responsabilizado a la oposición republicana por la falta de una solución migratoria.
El Senado aprobó este año un proyecto de ley de reforma con camino a la ciudadanía, pero la cámara baja se ha negado a abordar esa iniciativa.
Aunque no existen cifras oficiales, activistas y expertos de inmigración estiman que unos 200.000 padres de niños estadounidenses han sido deportados entre 2010 y 2012. Durante la presidencia de Obama las deportaciones han ascendido a cifras record de cerca de 400.000 inmigrantes por año.
Parado frente a sus 20 compañeritos de la escuela, Brian les explicó hablando en un español trabado por qué necesitaba que lo ayudaran escribiendo cartas a los congresistas.
"El último día de (los exámenes) FCAT en tercer grado se lo llevaron a mi papá de inmigración. Tuvimos que pelear con mi mamá y mi papá salió en dos meses. Me sentí triste al ver que se lo llevaron y me sentí feliz que lo sacaran, pero todavía estoy luchando por la inmigración", explicó a su clase después que la maestra de español, Martha Pérez, les enseñó cómo escribir una carta.
Sin dudarlo, todos los chicos de la clase, la gran mayoría de ellos hispanos de entre 9 y 10 años, aceptó el pedido y escribió a los congresistas.
"Mi padre estuvo en inmigración por dos años y también cuando yo nací. Por favor, aprueben ahora la reforma migratoria", expresó en su carta Paula Martinez.
Para las madres de familias de inmigrantes sin papeles, el esfuerzo con los chicos apunta a los sentimientos de los legisladores.
"La verdad es que no sabemos más que hacer para que paren las deportaciones. Les tenemos que llegar al corazón a los legisladores... El congreso no hace nada y es para ponerse a llorar", manifestó Alejandra Saucedo, una de las fundadoras del grupo Dreamers Moms, que ayuda a los inmigrantes.
Brian, de 9 años, tiene frescas esas imágenes y el dolor que soportó durante dos meses, hasta que el padre fue liberado. Ahora está con miedo de su madre sea encarcelada y deportada.
El niño y sus amiguitos de la escuela han escrito cartas a los congresistas en las que piden que aprueben una reforma migratoria que ofrezca un camino hacia la ciudadanía a cerca de 11 millones de inmigrantes que viven sin autorización en Estados Unidos.
"Tengo miedo de que le pase a mi mamá. Cuando llevaron a mi papá me sentí triste, pensaba que no lo iba a ver más", expresó el pequeño cuando la AP le preguntó por qué le había pedido a sus compañeritos que escribieran las cartas.
"Voy a decirles (a los congresistas) que por favor digan que sí a la (reforma de) inmigración... Mi deseo de Navidad es que el Congreso pase la reforma migratoria. Yo cambiaría mis juguetes para que digan sí a la reforma, que no separen a las familias", dijo el niño nacido en Estados Unidos.
Y ese es el mensaje que le llevará la semana próxima a los legisladores nacionales en Washington, a donde acudirá para entregarles las cartas.
Brian y sus amigos del cuarto grado de la Escuela Primaria Shenandoah no están solos en esta campaña. Decenas de niños de todos los estados se encuentran en la capital del país y otros tantos acudirán en los próximos días para participar de una serie de actividades de presión al Congreso para que apruebe la reforma, a pesar de que quedan sólo días para que la legislatura nacional cierre sus sesiones de este año. Activistas calculan que habrá cerca de 100 niños con algún familiar o tutor en Washington entre esta semana y la próxima.
Se trata de las primeras actividades que tienen como protagonistas a los niños de familias de inmigrantes que se encuentran ilegalmente en el país. Con anterioridad las campañas estuvieron encabezadas por los mismos adultos o por jóvenes que llegaron de niños a Estados Unidos.
"Tenemos esperanzas de que si (los legisladores) tienen interacción con los niños y entienden cómo han sido afectados, eso los mueva para aprobar la reforma migratoria", expresó Kika Matos, directora del Movimiento por una Reforma Migratoria Justa (más conocido como FIRM, por su nombre en inglés). "Los chicos son los más vulnerables, las personas más afectadas por la falta de una reforma migratoria... No nos vamos a dar por vencidos, no vamos a parar hasta que tengamos la reforma", dijo la portavoz en entrevista telefónica con la AP desde Washington.
Los activistas han organizado decenas de actividades con los niños, que van desde visitas y protestas frente a las oficinas de congresistas y la entrega de cartas, al respaldo a tres inmigrantes que realizan un ayuno desde mediados de noviembre en el National Mall de Washington.
El presidente Barack Obama prometió una reforma migratoria integral, pero hasta ahora ha dejado la cuestión en manos del Congreso y ha responsabilizado a la oposición republicana por la falta de una solución migratoria.
El Senado aprobó este año un proyecto de ley de reforma con camino a la ciudadanía, pero la cámara baja se ha negado a abordar esa iniciativa.
Aunque no existen cifras oficiales, activistas y expertos de inmigración estiman que unos 200.000 padres de niños estadounidenses han sido deportados entre 2010 y 2012. Durante la presidencia de Obama las deportaciones han ascendido a cifras record de cerca de 400.000 inmigrantes por año.
Parado frente a sus 20 compañeritos de la escuela, Brian les explicó hablando en un español trabado por qué necesitaba que lo ayudaran escribiendo cartas a los congresistas.
"El último día de (los exámenes) FCAT en tercer grado se lo llevaron a mi papá de inmigración. Tuvimos que pelear con mi mamá y mi papá salió en dos meses. Me sentí triste al ver que se lo llevaron y me sentí feliz que lo sacaran, pero todavía estoy luchando por la inmigración", explicó a su clase después que la maestra de español, Martha Pérez, les enseñó cómo escribir una carta.
Sin dudarlo, todos los chicos de la clase, la gran mayoría de ellos hispanos de entre 9 y 10 años, aceptó el pedido y escribió a los congresistas.
"Mi padre estuvo en inmigración por dos años y también cuando yo nací. Por favor, aprueben ahora la reforma migratoria", expresó en su carta Paula Martinez.
Para las madres de familias de inmigrantes sin papeles, el esfuerzo con los chicos apunta a los sentimientos de los legisladores.
"La verdad es que no sabemos más que hacer para que paren las deportaciones. Les tenemos que llegar al corazón a los legisladores... El congreso no hace nada y es para ponerse a llorar", manifestó Alejandra Saucedo, una de las fundadoras del grupo Dreamers Moms, que ayuda a los inmigrantes.
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