De acuerdo con un recuento del Departamento de Estado de Estados Unidos, en los últimos 10 años fueron asesinados en México más de 650 ciudadanos norteamericanos, entre agentes de seguridad, turistas, pandilleros y miembros de la delincuencia organizada, sobre todo en la frontera.
Las causa de la muerte de Yeudi Estrada fue por estrangulamiento en el trayecto que separaba la casa de un amigo desconocido de los separos de la policía municipal en la Riviera Maya, en el estado de Quintana Roo, el balneario mexicano más popular entre el turismo internacional, principalmente estadounidense.
Pero Estrada, de ascendencia colombiana, no era un visitante más, sino un residente que se mudó desde su natal Brooklyn, Nueva York, para dedicarse a la artes marciales mixtas antes de convertirse en otra víctima más en el país.
Destacan en los últimos años, las muertes del nieto del activista racial Malcom X, Malcolm Latif Shabazz, presuntamente a manos de un par de meseros, por negarse a pagar una cuenta de arrabal en la Ciudad de México, y la del agente del Servicio de Inmigración y Aduanas, Jaime Zapata, por venganza de supuestos Zetas.
En el caso de Estrada, las autoridades ministeriales reportaron que el cuerpo del neoyorquino se encontró en la patrulla que lo trasladaba a las oficinas de la policía después de que un “vecino” lo reportara en Año Nuevo como un borracho impertinente que alteraba en la calle la paz pública.
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