Henry Casso, un líder en la lucha por los derechos civiles en Nuevo México que se abrió paso desde un orfanato hasta fundar el Fondo Educativo y de Defensa Legal Mexicano-Estadounidense, ha muerto. Tenía 82 años.
Casso falleció el martes en un hospital de Albuquerque luego de padecer una serie de enfermedades, dijo Ralph Arellanes, director en el estado de Nuevo México de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos.
Nacido en Detroit, Casso se crio en un orfanato después que su padre resultó gravemente herido en un accidente ferroviario. Fue allí, diría posteriormente, donde desarrolló un deseo de ser sacerdote y valerse de las historias bíblicas para combatir la pobreza.
Tras ser ordenado sacerdote en 1957, trabajó en varias parroquias de San Antonio antes de dejar el clero y dedicarse a una vida de estudio y al combate a la discriminación de los mexicanos-estadounidenses.
Partidario de los programas de combate a la pobreza implementados por el presidente Lyndon B. Johnson, Casso fundó PADRES, una organización nacional que presionaba para que hubiera obispos de origen latino y exhortaba a la Iglesia católica a dar igualdad de oportunidades a sus miembros.
Ayudó también a fundar MALDEF, un grupo nacional que encabezó una serie de impugnaciones judiciales en casos de violaciones a los derechos civiles, y fue el primer director educativo de la organización.
Además creó el Programa Bilingüe de Entrenamiento de Profesores de Licenciatura de Massachusetts mientras era un estudiante de doctorado en educación en la universidad de dicho estado.
"El doctor Casso fue un pionero en el área de los derechos civiles y la educación de los latinos", dijo Arellanes. "Abrió muchas puertas para muchos y lo hizo porque consideraba que era lo que había que hacer".
Celine Radigan, portavoz de la arquidiócesis de Santa Fe, había trabajado con Casso en algunos proyectos. Lo describió como un hombre de fe profunda y gran inteligencia que siempre estaba dispuesto a ofrecer sus servicios.
"Su currículum vitae era simplemente inmenso, y sus amigos y protegidos están por todo el orbe", afirmó.
En una entrevista con The Associated Press el año pasado, el profesor de educación retirado por la Universidad de Nuevo México dijo que el entrenamiento religioso que recibió lo mantuvo motivado para combatir la pobreza y la discriminación.
"Creo que recibir una buena educación es una forma de combatir todo eso", dijo Casso, que colaboraba con varias iniciativas educativas en Nuevo México. "Si podemos hacer que más hispanos vayan a la universidad, realmente podríamos hacer una diferencia".
A través de otro programa, Project Uplift, ayudaba a estudiantes en Nuevo México, Texas y Colorado a prepararse para carreras de alta tecnología.
Casso falleció el martes en un hospital de Albuquerque luego de padecer una serie de enfermedades, dijo Ralph Arellanes, director en el estado de Nuevo México de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos.
Nacido en Detroit, Casso se crio en un orfanato después que su padre resultó gravemente herido en un accidente ferroviario. Fue allí, diría posteriormente, donde desarrolló un deseo de ser sacerdote y valerse de las historias bíblicas para combatir la pobreza.
Tras ser ordenado sacerdote en 1957, trabajó en varias parroquias de San Antonio antes de dejar el clero y dedicarse a una vida de estudio y al combate a la discriminación de los mexicanos-estadounidenses.
Partidario de los programas de combate a la pobreza implementados por el presidente Lyndon B. Johnson, Casso fundó PADRES, una organización nacional que presionaba para que hubiera obispos de origen latino y exhortaba a la Iglesia católica a dar igualdad de oportunidades a sus miembros.
Ayudó también a fundar MALDEF, un grupo nacional que encabezó una serie de impugnaciones judiciales en casos de violaciones a los derechos civiles, y fue el primer director educativo de la organización.
Además creó el Programa Bilingüe de Entrenamiento de Profesores de Licenciatura de Massachusetts mientras era un estudiante de doctorado en educación en la universidad de dicho estado.
"El doctor Casso fue un pionero en el área de los derechos civiles y la educación de los latinos", dijo Arellanes. "Abrió muchas puertas para muchos y lo hizo porque consideraba que era lo que había que hacer".
Celine Radigan, portavoz de la arquidiócesis de Santa Fe, había trabajado con Casso en algunos proyectos. Lo describió como un hombre de fe profunda y gran inteligencia que siempre estaba dispuesto a ofrecer sus servicios.
"Su currículum vitae era simplemente inmenso, y sus amigos y protegidos están por todo el orbe", afirmó.
En una entrevista con The Associated Press el año pasado, el profesor de educación retirado por la Universidad de Nuevo México dijo que el entrenamiento religioso que recibió lo mantuvo motivado para combatir la pobreza y la discriminación.
"Creo que recibir una buena educación es una forma de combatir todo eso", dijo Casso, que colaboraba con varias iniciativas educativas en Nuevo México. "Si podemos hacer que más hispanos vayan a la universidad, realmente podríamos hacer una diferencia".
A través de otro programa, Project Uplift, ayudaba a estudiantes en Nuevo México, Texas y Colorado a prepararse para carreras de alta tecnología.
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