Ejecuciones en el estado de Oklahoma han sido aplazadas debido a que las autoridades no cuentan con los fármacos necesarios para llevar realizar la inyección letal, esto a raíz de que farmacéuticas europeas se oponen a la pena de muerte.
Una corte de apelaciones de Oklahoma ordenó posponer la ejecución de Clayton Lockett, inicialmente prevista para este jueves, para el 22 de abril próximo, y la de Charles Warner, programada para el 27 de marzo, para el 29 de abril.
La orden de la corte fue emitida luego que el pasado lunes la Oficina del procurador general de Oklahoma informara que habían fallado sus esfuerzos por obtener los fármacos necesarios para las ejecuciones.
La escasez es propiciada por la negativa de las compañías farmacéuticas a suministrar los medicamentos necesarios para las ejecuciones y de las farmacias para preparar los compuestos que aseguran una muerte rápida.
Varias de las compañías farmacéuticas con sede en Europa, donde se tiene una larga tradición de oposición a la pena de muerte, han dejado de vender estos medicamentos a los sistemas penitenciarios de las entidades estadounidenses que aplican el castigo capital.
Las diversas entidades comenzaron entonces a utilizar el químico pentobarbital para aplicar la pena de muerte, pero su fabricante Lundbeck, con sede en Dinamarca, prohibió a las prisiones estadounidenses el uso de sus medicamentos en ejecuciones.
Legisladores en al menos 3 entidades, Ohio, Missouri y Wyoming, están considerando restituir las ejecuciones de reos mediante fusilamiento, ante la dificultad para obtener los medicamentos de las inyecciones letales.
La legislatura de Virginia intentó restablecer la silla eléctrica como método de ejecución, pero la propuesta fue rechazada.
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