La búsqueda de Miguel de Cervantes está en marcha.
Los primeros equipos de investigación entraron el lunes en la pequeña iglesia donde se cree fue enterrado el autor español en 1616 para iniciar el rastreo de sus restos.
La capilla del convento de las Trinitarias Descalzas, en pleno corazón histórico de Madrid, congregó a una nube de periodistas que seguía los primeros pasos de la operación.
En la fase inicial, expertos en el manejo del georradar, una herramienta habitual en la prospección no destructiva del subsuelo, comenzaron el barrido de unos 200 metros cuadrados para localizar huesos en cavidades y criptas.
Cervantes, autor de "El Quijote" y considerado el escritor español más universal de la historia, fue enterrado en la iglesia de las Trinitarias. Pero sus huesos se perdieron en una ampliación del templo a finales del siglo XVII.
Según Fernando Prado, el historiador que lidera la investigación, solo cinco personas, incluido Cervantes, recibieron sepultura en esa iglesia a lo largo de la historia.
Se prevé que el informe del georradar esté listo en un mes. A partir de entonces, comenzarán las excavaciones para exhumar los huesos. El antropólogo español Francisco Etxeberria, quien participó en la autopsia que confirmó el suicidio del expresidente chileno Salvador Allende, se encargará del análisis forense.
Etxeberria no podrá realizar cotejos de ADN, al no haber descendientes vivos de Cervantes. Tomará como referencia los retratos del autor y sus propios relatos, en los que por ejemplo reconoció que sólo le quedaban seis dientes poco antes de morir.
Pero las marcas más evidentes serán sus heridas de guerra. En 1571, fue herido en la batalla de Lepanto, que enfrentó a los turcos otomanos y a la llamada Liga Santa, encabezada por España. A bordo del buque La Marquesa, Cervantes recibió tres disparos de fusil arcabuz, dos en el pecho y uno en la mano izquierda, que quedó completamente inutilizada.
"Algún tipo de señal siempre queda. Las heridas del pecho y esa mano seca, paralizada y atrofiada durante tanto tiempo", dijo Etxeberria. "Si encontramos un hueso así podremos empezar a soñar que es él".
Si el proyecto avanza por el buen camino, los resultados de la investigación se esperan para final de año.
Los primeros equipos de investigación entraron el lunes en la pequeña iglesia donde se cree fue enterrado el autor español en 1616 para iniciar el rastreo de sus restos.
La capilla del convento de las Trinitarias Descalzas, en pleno corazón histórico de Madrid, congregó a una nube de periodistas que seguía los primeros pasos de la operación.
En la fase inicial, expertos en el manejo del georradar, una herramienta habitual en la prospección no destructiva del subsuelo, comenzaron el barrido de unos 200 metros cuadrados para localizar huesos en cavidades y criptas.
Cervantes, autor de "El Quijote" y considerado el escritor español más universal de la historia, fue enterrado en la iglesia de las Trinitarias. Pero sus huesos se perdieron en una ampliación del templo a finales del siglo XVII.
Según Fernando Prado, el historiador que lidera la investigación, solo cinco personas, incluido Cervantes, recibieron sepultura en esa iglesia a lo largo de la historia.
Se prevé que el informe del georradar esté listo en un mes. A partir de entonces, comenzarán las excavaciones para exhumar los huesos. El antropólogo español Francisco Etxeberria, quien participó en la autopsia que confirmó el suicidio del expresidente chileno Salvador Allende, se encargará del análisis forense.
Etxeberria no podrá realizar cotejos de ADN, al no haber descendientes vivos de Cervantes. Tomará como referencia los retratos del autor y sus propios relatos, en los que por ejemplo reconoció que sólo le quedaban seis dientes poco antes de morir.
Pero las marcas más evidentes serán sus heridas de guerra. En 1571, fue herido en la batalla de Lepanto, que enfrentó a los turcos otomanos y a la llamada Liga Santa, encabezada por España. A bordo del buque La Marquesa, Cervantes recibió tres disparos de fusil arcabuz, dos en el pecho y uno en la mano izquierda, que quedó completamente inutilizada.
"Algún tipo de señal siempre queda. Las heridas del pecho y esa mano seca, paralizada y atrofiada durante tanto tiempo", dijo Etxeberria. "Si encontramos un hueso así podremos empezar a soñar que es él".
Si el proyecto avanza por el buen camino, los resultados de la investigación se esperan para final de año.
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