jueves, 3 de abril de 2014

Ganador de la lotería en California quiere anonimato


El ganador de una de las mayores loterías Powerball apareció finalmente, pero se negó a dar la cara.

B. Raymond Buxton, natural del norte de California, aguardó más de un mes antes de aceptar el martes el premio en la sede de la Lotería de California, en Sacramento.

En una foto tomada tras reclamar el martes el premio, Buxton se cubrió el rostro con un enorme cheque por 425 millones de dólares. Quizá la única pista de su identidad era una inusual camiseta, con una foto del personaje de la serie Guerra de las Galaxias Yoda y con la leyenda "De Jedi tengo yo la suerte".

"Realmente quiere proteger su intimidad lo mejor que pueda", dijo el publicista de Buxton, Sam Singer, a The Associated Press. "Es un sólido miembro de la clase media estadounidense, y hoy es un sólido hombre acaudalado".

Buxton espera mantener su intimidad y no desea hablar directamente con los medios de difusión, dijo Singer. Tampoco quiere anunciar su edad, dirección o cómo se ganaba la vida hasta su muy reciente jubilación.

Una de las razones por las que Buxton aguardó hasta el 1 de abril —Día de los Inocentes en Estados Unidos— es muy sencilla: tiene un sano sentido del humor, indico Singer. "Sigue sin poder creer que no le han gastado una broma. Pero la realidad es que Ray Buxton es el ganador".

Otra razón es que Buxton ha trabajado desde febrero con un abogado y asesor financiero para abrir nuevas cuentas bancarias, crear un fondo de caridad y dilucidar temas fiscales.

"Disfrutaré mi nuevo trabajo para establecer una fundación de beneficencia centrada en las áreas de cuidados pediátricos, hambre infantil y la enseñanza", dijo Buxton el martes en una declaración preparada.

Buxton compró el único boleto ganador para el sorteo del 19 de febrero en la estación de servicio Dixon Landing Chevron, en la ciudad de Milpitas, en la zona de San Francisco, a unos 16 kilómetros de San José.

Buxton almorzaba en un restaurant de la cadena Subway dentro de la estación de servicio cuando decidió comprar otro boleto porque el premio era tan grande, dijeron los funcionarios de la lotería.

Tras ser anunciados los números ganadores, contó Buxton, se sentó asombrado ante su computador, mirando y remirando su boleto — sin decir a nadie más que había ganado. "Poseer un boleto de este valor me asustó mucho", reconoció.

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