John Kerry, secretario de Estado Unidos, dijo ayer que el ex analista de la CIA, Edward Snowden, quien actualmente está refugiado en Rusia, debería volver y enfrentar a la justicia en Estados Unidos por revelar secretos de inteligencia.
Este hombre ha traicionado a su país”, dijo el jefe de la diplomacia estadunidense a la cadena CBS News. “Debe tener el coraje de volver a Estados Unidos”, agregó.
"Hizo un daño muy significativo a su país. Creo que es un hecho triste y desgraciado”, señaló Kerry en una ronda de entrevistas con cadenas de televisión.
Las declaraciones de Kerry responden a la primera entrevista de Snowden en la televisión, emitida por NBC, en la que el experto informático relata cómo robó y filtró masivamente documentos secretos que dejaron al descubierto el programa de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de espionaje telefónico y por internet.
Snowden, que ha sido acusado en Estado Unidos de espionaje, obtuvo asilo en Rusia en agosto de 2013, luego de convulsionar el sistema de inteligencia estadunidense hasta la médula con una serie de filtraciones sobre sus programas de espionaje alrededor del mundo.
En relación a las críticas por su asilo en Rusia, Snowden afirma que el departamento de Estado “decidió revocarme el pasaporte y dejarme atrapado en el aeropuerto de Moscú”.
"En consecuencia, cuando la gente me pregunta por qué esto y en Rusia, le digo, por favor, pregúntele al Departamento de Estado”, precisó.
La respuesta de Kerry no se hizo esperar: “Para alguien supuestamente tan inteligente, es una respuesta bastante tonta, francamente”.
Si el señor Snowden quiere volver a Estado Unidos hoy, lo podemos tener en un vuelo hoy”, dijo el jefe de la diplomacia de Washington.
Nos encantaría tenerlo de regreso”, agregó Kerry, insistiendo en que “un patriota no debe escapar y buscar refugio en Rusia o Cuba o algún otro país. Un patriota debe quedarse en Estado Unidos y presentar su caso al pueblo estadunidense”.
Las revelaciones de Snowden pusieron en aprietos a Washington y tensaron las relaciones con países aliados como Alemania y Brasil, que se enfurecieron al descubrir que Estado Unidos registraba incluso las conversaciones privadas de algunos de sus gobernantes.
También provocaron álgidos debates en Estado Unidos sobre la validez, los límites y el sentido ético de tales programas. El propio Kerry había reconocido en noviembre que algunas de las acciones de la NSA en ocasiones “fueron demasiado lejos”.
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