Desde aviones empresarios hasta partidas de golf y excursiones de caza sólo para varones, Francine Katz dice que durante toda su carrera como ejecutiva de la cervecera Anheuser-Busch sufrió discriminación flagrante por ser mujer, pero cuando la belga InBev se apoderó del llamado Rey de la Cerveza en 2008, comprendió que además estaba perdiendo millones de dólares en sueldos y bonificaciones.
En 20 años de carrera —durante los cuales ascendió de joven abogada a vicepresidente, estratega y la mujer de mayor jerarquía en la cervecera, Katz se convirtió en el rostro público de la fabricante de Budweiser y Bud Light, su defensora ante los reguladores y las campañas contra el alcohol frente al Congreso y las cámaras de televisión.
Ahora acusa a Anheuser-Busch de discriminación de género, afirmando en una demanda iniciada en 2009 y que llegó a los tribunales esta semana que importantes directivos, incluidos los ex directores generales August Busch III y su hijo August Busch IV le pagaban menos por ser mujer.
Seis años después de la venta de AB a inBev, el juicio atrapa la atención de la ciudad y amenaza con dar más publicidad indeseada a una dinastía familiar que la ha tenido de sobra.
"Esta era una compañía dirigida por hombres no habituados a trabajar con mujeres en altos niveles", dijo la abogada de Katz, Mary Anne Sedey, al jurado de siete mujeres y cinco hombres en su alegato inicial en un juicio que se prevé durará varias semanas.
En sueldos, bonificaciones y opciones para acciones, Katz ganó más de 1 millón de dólares anuales desde su ascenso en 2002 a vicepresidente a cargo de comunicaciones y asuntos del consumidor y su incorporación al influyente comité de estrategia. Su predecesor, John Jacob, ganó cuatro veces más en su último año, dijo la abogada. Katz dijo que solo advirtió la disparidad cuando revisó las declaraciones de impuestos relacionadas con la venta a inBev.
Katz reclama al menos 9,4 millones de dólares para el período 2002-2008, más daños punitorios.
Los abogados de Anheuser-Busch responden que los salarios, beneficios y bonificaciones de Katz son mayores de los que hubiera obtenido en Coca-Cola, Procter & Gamble u otras grandes empresas estadounidenses.
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