El día de hoy, un dirigente sindical estadounidense afirmó que así como las cadenas de comida rápida han florecido en un entorno global, las protestas para mejorar el nivel de sus empleados deben también globalizarse.
“Este es sólo el principio de un movimiento internacional sin precedentes de trabajadores de comida rápida, y será mejor que la industria global tome nota”, dijo el secretario general del Sindicato Internacional de Trabajadores de la Comida y Aliados (IUF), Ron Oswald.
Este jueves, miles de personas en ciudades estadounidenses, así como en urbes en más de 33 países, se unieron para protestar por los bajos salarios que pagan a sus empleados las cadenas de comida rápida en Estados Unidos.
Los organizadores de las protestas esperaban que el día de solidaridad con los trabajadores de las cadenas de comida rápida se extendieran a 150 ciudades en Estados Unidos y a 33 países en todo el mundo.
El objetivo es lograr que las empresas de comida rápida en Estados Unidos aumenten los salarios mínimos de sus empleados al menos a 15 dólares por hora.
Actualmente, el salario mínimo en Nueva York es de 7.25 dólares por hora, lo que de acuerdo con cálculos del propio gobierno de la ciudad puede no ser suficiente para que una persona viva por encima de la línea de pobreza.
De acuerdo con un estudio publicado en octubre pasado por la Universidad de California y la Universidad de Illinois, los empleados de las cadenas de comida rápida en Estados Unidos reciben un total de siete mil millones de dólares en beneficios sociales.
Los beneficios, que incluyen bonos de alimentos, servicios de salud y otros programas sociales, son esencialmente dirigidos para empleados que son incapaces de cubrir sus necesidades básicas.
El estudio también estableció que una de cada cinco familias con un miembro empleado en la industria de la comida rápida en Estados Unidos vive por debajo de la línea de pobreza.
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