La Suprema Corte de Estados Unidos concedió hoy una victoria a quienes se manifiestan contra el aborto frente a las clínicas al invalidar una ley que establecía una zona libre de protestas alrededor de esos centros en el estado de Massachusetts, una decisión que decepcionó a los defensores del derecho al aborto.
De forma unánime, los nueve jueces del Supremo invalidaron una ley estatal que establecía una zona de 10.6 metros en la que estaba prohibido manifestarse a ambos lados de la entrada de las clínicas que practican abortos en ese estado.
La máxima instancia judicial determinó que la medida, aprobada con el objetivo de proteger a las mujeres que acudían a abortar de posibles actos de violencia o acoso por parte de los manifestantes, viola el derecho a la libertad de expresión consagrado en la primera enmienda de la Constitución estadounidense.
"Las zonas libres de protesta suponen una carga sustancialmente mayor de la necesaria sobre la libertad de expresión", dijo el juez que preside el Supremo, John Roberts, en la decisión.
"Los manifestantes quieren conversar con otros ciudadanos sobre un asunto importante en las aceras y calles públicas, lugares que han albergado debates sobre distintos asuntos a lo largo de la historia", añadió Roberts, que consideró "extrema" la medida impuesta en Massachusetts.
La decisión podría afectar a otras medidas similares establecidas en ciudades como San Francisco o Chicago.
Planned Parenthood, una asociación que asesora sobre la salud reproductiva y defiende el derecho a abortar, opinó que la decisión "muestra un nivel preocupante de falta de respeto a las mujeres estadounidenses, que deberían poder tomar decisiones privadas sin tener que enfrentarse a una horda de manifestantes amenazantes".
El caso llegó al Supremo de la mano de Eleanor McCullen, una mujer de 77 años que intentaba hablar con las mujeres que acuden a una clínica de aborto establecida por Planned Parenthood en Boston.
Su abogado, Mark Rienzi, celebró en un comunicado la decisión, al señalar que el Gobierno "no puede reservar las aceras públicas" a las organizaciones en favor del aborto ni "silenciar a manifestantes pacíficos" como su cliente, que afirma que únicamente busca hablar con las mujeres de forma calmada para ofrecerles consejo.
"La decisión de hoy significa que puedo ofrecer ayuda considerada a una mujer que lo quiera, y ninguna de nosotras tendrá que ir a cárcel por esa conversación", señaló la propia McCullen en un comunicado.
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