viernes, 6 de junio de 2014

Obama da a Putin un mes para resolver la crisis de Ucrania


La conmemoración del desembarco en Normandía, en la que hoy viernes participarán los líderes de los países aliados, incluida Rusia, y de la potencia derrotada, Alemania, debía ser una celebración de la unidad transatlántica. Pero, como señala el diario El País en su edición digital, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pisará en las playas donde hace setenta años miles de jóvenes perdieron la vida por la liberación del continente con un regusto amargo.

Acosado en Washington por el polémico canje de cinco talibanes por un soldado prisionero de Estados Unidos cautivo, pero que al parecer había desertado, Obama concluye una gira de una semana en la que ha tropezado de nuevo con la complejidad de Europa.

Las iniciativas del presidente, durante el viaje a Varsovia, Bruselas y Francia, para reforzar la presencia militar de la OTAN en países fronterizos con Rusia, y aumentar la presión sobre el presidente ruso, Vladímir Putin, se topó que la fría acogida de la mayoría de los mandatarios del viejo continente.

Ultimátum. El único aliado que está a su lado de manera condicional es el primer ministro británico David Cameron, con quien acordó conceder un mes a Putin para reconocer al nuevo presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, para que impida el paso de armamento por la frontera rusoucrania y para que deje de apoyar a los milicianos prorrusos en el este del país.

“Veremos lo que hará el señor Putin en las próximas dos, tres, cuatro semanas. Si adopta estas medidas, entonces es posible que empecemos a reconstruir la confianza entre Rusia y sus vecinos y Europa”, dijo Obama. En caso contrario, ha añadido, llegará la hora de imponer sanciones a sectores clave de la economía.

Cita con Putin. Un día después de escenificar la expulsión de Putin del G-7, tres de sus miembros se reunieron con el mandatario ruso, el británico Cameron, la canciller Angela Merkel y el presidente francés François Hollande.

Mientras tanto, Obama y Putin, que coincidieron en París, antes de viajar a Normandía, pasaron el día jugando al gato y al ratón, para no enfrentarse a un cara a cara.

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