Un profesor de California que tenía 400 serpientes en su casa, muchas de ellas muertas o agonizando, se declaró culpable el jueves de no haberles prestado los cuidados adecuados.
William Buchman, de 53 años, declaró en un caso por delito menor en Orange County, y fue condenado a 100 horas de servicios comunitarios. Además, no podrá tener una mascota en cinco años y pagará 17,000 dólares de indemnización por cuidado de animales.
En un principio se le había acusado de un delito de maltrato animal, lo que podría haber implicado un máximo de tres años de prisión.
Buchman, que está en una excedencia de su trabajo como profesor en la Escuela Primaria Mariners de Newport Beach, cuidó de su madre enferma hasta que ésta murió hace varios años, y vivía sólo desde entonces.
"El señor Buchman sufrió una grave depresión, tras la larga enfermedad terminal y muerte de su madre", indicó en un comunicado su abogado, Paul Meyer. "La depresión le paralizó, y trágicamente abandonó a los reptiles, que habían sido una afición familiar".
Buchman fue detenido en enero, después de que las denuncias sobre un espantoso hedor en su casa de Santa Ana llevará al descubrimiento de las pitones, de las que 280 habían muerto o agonizaban.
Las cuatro habitaciones delantera de la casa estaban llenas, desde el suelo hasta el techo, con terrarios de serpientes. Algunos de los animales muertos eran poco más que esqueletos. Otros, que habían muerto más tardes, estaban cubiertas de larvas y moscas.
También había una plaga de ratas y ratones, que se habían mantenido como comida para las serpientes.
"Casa del terror, ésa es la mejor forma para describirlo", dijo tras la detención de Buchman la supervisora de la División de Servicios de Animales del departamento de policía de Santa Ana, Sondra Berg.
Unos meses antes, los vecinos habían denunciado un olor repulsivo que provenía de la casa.
Más tarde se determinó que el olor procedía de animales. Las autoridades del control de animales intentaron trabajar con Buchman durante varios meses tras las denuncias por el olor, pero no pudieron entrar en la casa hasta que consiguieron una orden de registro.
Todas las serpientes sobrevivientes han encontrado nuevos hogares.
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