Este pasado martes, Jerry Brown, el gobernador de California se comprometió ante obispos y diplomáticos centroamericanos y el arzobispo de Los Ángeles José Gómez a hacer todo lo que esté en sus manos para ayudar a resolver la crisis de los niños migrantes no acompañados.
“Lo que ya está haciendo California es darle hogar a los niños pequeños”, dijo. “Ya tenemos muchos refugiados en Ventura y apoyaríamos la apertura de otras casas y albergues”.
Brown actualmente se encuentra en México en una visita que busca acercar a dos economías que durante décadas han tenido como común denominador a personas del mismo origen que han potenciado el crecimiento de ambas naciones aún separados por la frontera. Esto sería pincipalmente a través del comercio, la educación y el medio ambiente.
En ese entendido, el demócrata urgió a los políticos de su país a tomar las riendas de la inmigración que en su expresión actual tiene rostro en 57,000 menores.
“Estados Unidos tiene que poner más atención en México y Centroamérica”, comentó. “Cuando hay problemas en lugares más remotos gasta trillones de dólares, ¿por qué el desafío de Afganistán, Irak o Ucrania va a ser mayor que en los países vecinos si también se trata de personas?”.
Las declaraciones del gobernador tuvieron como antecedente inmediato una reunión con el arzobispo Gómez; Guillermo Ortíz, del Episcopado Mexicano; Álvaro Ramazzini, obispo de Guatemala y el subsecretario mexicano para América del Norte Sergio Alcocer.
“Fue muy receptivo al escuchar las causas que han generado esta crisis”, dijo Carlos Antonio Ascencio, embajador de El Salvador en México.
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