Un vuelo que transportaba a inmigrantes procedentes de atiborradas instalaciones en la frontera de Texas con México llegó ayer al sur de California, pero manifestantes impidieron que las autoridades los llevaran a una instalación de la Patrulla Fronteriza para su procesamiento.
Varias decenas de manifestantes, algunos de ellos con banderas de Estados Unidos y letreros en los que denunciaban la llegada de inmigrantes no autorizados, se reunieron frente al lugar en Murrieta. Finalmente los autobuses decidieron no dirigirse a la instalación. Por el momento se desconoce a dónde se fueron.
Horas antes, un avión fletado aterrizó en San Diego con 136 migrantes, dijo a The Associated Press un funcionario del Departamento de Seguridad Nacional en California que pidió no ser identificado porque no tenía autorización para hablar del asunto públicamente.
Murrieta está a una hora de camino al norte de San Diego.
Un día antes del vuelo, el alcalde de Murrieta, Alan Long, exhortó a los habitantes del suburbio de 107 mil habitantes cerca de la base de la Infantería de Marina en Camp Pendleton a llamar a sus funcionarios electos y expresar su oposición al plan. Dijo que la Policía Municipal está lista para enfrentar cualquier problema de seguridad, aunque reconoció que los inmigrantes no serán puestos en libertad a nivel local y carecen de antecedentes penales.
El vuelo forma parte de un esfuerzo del Gobierno federal para hacer frente a una inundación de niños y familias centroamericanas que huyen hacia Estados Unidos para escapar de la violencia y la extorsión de pandillas de Guatemala, El Salvador y Honduras.
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