El Congreso se encaminaba el jueves hacia un estancamiento en torno a la inmigración y avanzaba a traspié rumbo a unas vacaciones sin un acuerdo a la vista en torno a un proyecto de ley para hacer frente al enorme flujo de inmigrantes jóvenes que llegan a Estados Unidos sin autorización.
Las perspectivas lucían considerablemente más alentadoras para medidas bipartidistas encaminadas a mejorar el cuidado de la salud de los veteranos, impedir un corte en la ayuda para la construcción de carreteras y enviar dinero adicional a Israel para su sistema de misiles de defensa.
Funcionarios de ambos partidos dijeron que aparentemente los tres proyectos de ley serán aprobados antes de que concluya el día y pasarán a la Casa Blanca para que el presidente Barack Obama los firme.
Pero tres meses antes de las elecciones de medio período presidencial, la disputa inflexible sobre la inmigración dejó a la vista diferencias que existen desde hace tiempo dentro de las filas republicanas, lo que postergó un día el inicio de las vacaciones veraniegas de la Cámara de Representantes, hasta el viernes.
Y un nuevo brote de dura retórica partidista entre los funcionarios líderes de ambos partidos sirvió como un recordatorio más de que, después de 18 meses de haber sido elegido, el actual Congreso tiene poco qué mostrar por sus esfuerzos más allá de un índice de aprobación del público abismalmente bajo.
El republicano John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes, acusó a los demócratas de buscar un "ardid demente" de intentar aprovechar la crisis fronteriza para intentar otorgar un camino hacia la ciudadanía a millones de inmigrantes que ya viven en el país sin autorización.
Algunas horas después de que Boehner habló, los republicanos cancelaron abruptamente una votación en torno a su propio proyecto de ley de seguridad fronteriza, una medida de 659 millones de dólares que también facilitaría deportar a los niños centroamericanos que ingresan en gran número por la frontera sur del país. Hicieron eso después de una revuelta de los legisladores republicanos alineados con el movimiento conservador Tea Party, algunos de los cuales habían sostenido consultas con el senador Ted Cruz de Texas la noche anterior.
El día fue tan caótico que, después de que en un principio anunciaron que la Cámara de Representantes había efectuado su última votación antes de las vacaciones, los republicanos cambiaron de idea abruptamente y anunciaron planes para reunirse el viernes en torno a una posible votación sobre un proyecto de ley relacionado con la seguridad fronteriza y la inmigración, cuyos detalles aún están por determinarse.
Al preguntársele qué es lo que cambiaría de la noche a la mañana, el representante Spencer Bachus de Alabama dijo con relación a sus colegas republicanos: "Espero que algunas personas maduren".
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