Un estadounidense que regresó de Cuba décadas después de haber desviado un avión a ese país fue sentenciado a 20 años de prisión en Estados Unidos pero tendrá la posibilidad de quedar en libertad bajo palabra antes de cumplir la sentencia. El juez K. Michael Moore impuso el jueves la sentencia a William Potts Jr. por el secuestro en 1984 del avión que iba de Nueva York a Miami. Potts se declaró culpable.
La sentencia reconoce a Potts crédito por los 13 años que pasó encarcelado en Cuba, ya que tendrá la posibilidad de quedar en libertad bajo palabra después de siete años.
Potts se disculpó ante el tribunal y dijo que desde hacía mucho tiempo ya había dejado de ser el autoproclamado miliciano negro que amenazó a una azafata con una nota en la que dijo que destruiría el avión.
Después de toda la conmoción, el juez de Distrito Michael Moore rechazó la petición de Potts para un nuevo abogado y retrasó su sentencia hasta el jueves.
En mayo, Potts se declaró culpable de un nuevo cargo de secuestro que podría ayudarlo a evitar una sentencia mínima de 20 años de prisión por la acusación original, piratería aérea. Potts, que vivía en New Jersey cuando secuestró el avión que se dirigía a Miami y lo desvió hacia La Habana en 1984, se entregó finalmente a las autoridades de Estados Unidos en noviembre del año pasado tras vivir años como prisionero y fugitivo en Cuba.
Potts dijo que quería enfrentar el sistema de justicia norteamericano y reanudar la relación con sus dos hijas que en la actualidad viven en Estados Unidos. El acuerdo le permitiría a Potts, preso en el Centro Federal de Detención de Miami, recibir algún crédito por los 13 años de cárcel que cumplió en Cuba por lo secuestro, aunque no se lo garantiza.
El acuerdo señala que “el cálculo de cualquier término de prisión . . . no incluirá crédito por ningún término de prisión que el acusado haya cumplido en Cuba”.
En noviembre, Potts, de 57 años, se declaró inocente del cargo de piratería aérea, que contempla una condena de entre 20 años y cadena perpetua. La fiscalía planea retirar la acusación, después que Potts sea sentenciado por el nuevo cargo.
El acuerdo de Potts con la fiscalía es el resultado de negociaciones entre el defensor de oficio Robert Berube y la fiscal federal Maria Medetis.
Durante la audiencia para fijar fianza de noviembre, la fiscal dijo que Potts “describió lo que hizo como un acto de terrorismo” a los agentes federales que lo trajeron desde La Habana a principios de ese mes.
De igual modo Potts confesó haber cometido piratería aérea de forma verbal y por escrito cuando fue formalmente arrestado por agentes del FBI en el Aeropuerto Internacional de Miami (MIA) el 6 de noviembre, le dijo Medetis a un magistrado federal durante la audiencia para fianza.
El juez Jonathan Goodman aceptó la petición de la fiscal de mantener a Potts encerrado antes del juicio toda vez que podría intentar escapar a la vez que es un peligro para la comunidad.
En una declaración que se presentó junto al acuerdo de culpabilidad se dijo que Potts afirmó tener explosivos a bordo del vuelo de la aerolínea Piedmont de New York a Miami el 27 de marzo de 1984, exigiendo que fuera desviado hacia La Habana.
Potts, que entonces se describía a sí mismo como un militante negro le entregó una nota a una aeromoza en la que se identifica como “Teniente Espartaco”. La aeromoza le llevó la nota a los pilotos.
“[Potts] le ordenó al piloto que desviara el aparato hacia La Habana, Cuba”, dice la declaración.
También exigía que le dieran $5 millones.
Potts se dirigió hacia la cola de la nave y habló con uno de los pilotos por el sistema de intercomunicación. Potts “reiteró sus demandas y amenazas. . . y el piloto desvió la nave y aterrizó en La Habana”.
Un agente del FBI, Affell Grier, testificó en la audiencia para fianza que Potts “explicó que había cometido el delito” y “escribió una declaración” después de su arresto en Miami.
En entrevistas que se le hicieron en Cuba, Potts dijo que quería volver a casa y enfrentar la justicia después de largos años fuera de su país. Estando en Cuba, Potts se casó y tuvo dos hijas que se fueron del país.
En las entrevistas, Potts dijo que cuando secuestró el avión de Piedmont hacia Cuba, esperaba que sería recibido en la isla comunista como un revolucionario y que le darían entrenamiento de guerra de guerrillas.
Pero lo que el gobierno de Castro hizo fue arrestarlo, enjuiciarlo por el secuestro y encarcelarlo. El secuestro de Potts de la nave aérea tuvo lugar varios años después que una ola de secuestros parecidos se había calmado.
Según el FBI, Potts pagó $119 por el boleto de avión que usó para secuestrar el avión. Una tía que vivía en Paterson, N.J., dijo que le dio $120 el día antes para comprar el pasaje y que desde entonces no lo ha visto.
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