El grupo supremacista Ku Klux Klan se encuentra reclutando adeptos para salvar a Estados Unidos de la "invasión de los indocumentados", y su odio antiinmigrante, como el de otros grupos extremistas, está protegido por la Constitución.
Conocido por su campaña de terror contra los negros en las décadas de 1950 y 1960, el Ku Klux Klan vuelve a la carga, con las capuchas blancas de siempre pero con una nueva causa: la deportación de los indocumentados.
Su campaña nacional en defensa de la raza blanca busca sumar miembros y recuperar su influencia.
De acuerdo a el Southern Poverty Law Center (SPLC), actualmente se calcula que existen 163 grupos del Ku Klux Klan, en comparación con 221 en 2010, y entre 5,000 y 8,000 miembros.
Un volante de reclutamiento de un grupo del Ku Klux Klan en Carolina del Norte ataca la integración racial, la presunta criminalidad de los negros y la “tiranía de las minorías”.
También tiene una línea telefónica para que sus seguidores puedan refinar su retórica antiinmigrante, o pidan matar a todo “ilegal”.
Otros grupos no tan extremistas también mantienen una agenda antigubernamental y aunque no hay peligro de que puedan derrocar al gobierno, se han labrado un hueco en la cultura popular.
Expertos consultados por el diario La Opinión coinciden en que, a pesar del malestar que generan, los discursos de odio se encuentran protegidos bajo la Primera Enmienda, ratificada en 1791.
“Hay dos narrativas que compiten entre sí: la de los niños que huyen de la violencia y merecen nuestra protección, y la de que éstos han violado una ley y son una carga pública… esta una película que ya hemos visto con otras olas de inmigrantes”, señaló Drew Westen, profesor de psicología de la Universidad Emory de Atlanta,Georgia.
“El lenguaje cuenta porque evoca emociones, claro… pero la opinión pública tiende a trazar la raya cuando se pasa de las palabras a actos de violencia“, agregó.
Eugene Volokh, profesor de leyes de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), señaló que los grupos anti-inmigrantes tienen cabida en Estados Unidos.
“En una democracia, la gente tiene el derecho constitucional a opinar que los inmigrantes deben ser deportados… soy judío y no me gusta la retórica antisemita, pero está protegida”, afirmó Volokh.
“En vez de suprimir las ideas, el gobierno debe escucharlas, ya sean para liberalizar o restringir las políticas migratorias … estas cosas toman tiempo, y eso pasó con los derechos civiles”, argumentó.
El Tribunal Supremo ha emitido 6 dictámenes desde 1949 que protegen las expresiones de odio de la censura o castigo.
Si bien las palabras cargadas de odio pueden intimidar y deshumanizar a las personas, las leyes hacen excepciones si hay amenazas de muerte, o incitación a la violencia.
Por ello, hay “cero tolerancia” a los actos y crímenes motivados por el odio.
En la blogósfera y en algunas redes sociales abundan ataques contra los niños indocumentados como vectores de enfermedades contagiosas, “sanguijuelas”, “mulas del narcotráfico” y “criminales”.
Estados Unidos podría tomar lecciones del modelo europeo o de otros países que, sin caer en el totalitarismo, restringen la retórica incendiaria contra grupos vulnerables.
Países como Chile, Canadá, Brasil,Inglaterra, Irlanda, Francia, Alemania –cuna del Holocausto contra seis millones de judíos- Holanda, India, Sudáfrica, y Australia prohíben o limitan severamente las expresiones de odio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario