Una multitud llenó una iglesia para recordar a Michael Brown, al que describieron como un "gigante amable" que quería ser rapero y asistir a una escuela técnica tras concluir recientemente la secundaria.
Sin embargo, el funeral del lunes fue más que el féretro cerrado del joven negro de 18 años que murió a tiros a manos de un policía blanco.
El funeral pretendió consagrar la muerte de Brown como otra en la larga historia del movimiento de los derechos civiles y se hizo un llamado a los afroestadounidenses a que cambien sus gritos de protesta por iniciativas y leyes.
"Voten, hagan escuchar sus voces, que todos sepan que ya estamos hartos de todo esto", dijo Eric Davis, uno de los primos de Brown.
El reverendo Al Sharpton propuso un movimiento que limpie tanto a las fuerzas policiales como a las comunidades a las que sirven.
"No estamos contra la policía. Respetamos a la policía. Pero es necesario enfrentar a los policías malos como a quienes se comporten indebidamente en nuestra comunidad", declaró Sharpton.
Dos tíos recordaron que Brown había pronosticado que algún día sería famoso.
"No sabía que estaba haciendo una profecía divina", declaró Bernard Ewing.
Más de 4.500 personas llenaron la Iglesia Bautista del Templo Misionero Amistoso en San Luis. El servicio religioso varió en ocasiones entre música gospel y un concierto de rock. Comenzó con música alegre acompañada de aplausos. Algunas personas bailaron en el lugar.
La multitud incluyó los padres de Trayvon Martin, el negro de 17 años que estaba desarmado y al que mató a tiros un guardia voluntario blanco en un vecindario en Florida, así como un primo de Emmitt Till, un chico de 14 años al que mataron varios hombres blancos cuando visitaba Mississippi en 1955. El asesinato de Till fue lo que detonó incitó el movimiento de los derechos civiles.
También asistieron varios asistentes de la Casa Blanca, el reverendo Jesse Jackson, el cineasta Spike Lee, el cantante Sean Combs y algunos hijos del reverendo Martin Luther King.
El reverendo Charles Ewing, el tío que leyó el panegírico, dijo que Brown "había profetizado su muerte". Ahora su sangre "llora desde el suelo. Llora por venganza. Llora por justicia".
Fotografías de gran tamaño de Brown, en las que lleva auriculares de música puestos, estaban en cada extremo del féretro, sobre el que había una gorra del equipo de béisbol de los Cardenales de San Luis.
En pantallas gigantes se mostró una foto de Brown que sostiene su diploma vestido con toga y birrete.
Brown murió dos días antes del día que debía comenzar a estudiar para técnico de climatización.
Sin embargo, el funeral del lunes fue más que el féretro cerrado del joven negro de 18 años que murió a tiros a manos de un policía blanco.
El funeral pretendió consagrar la muerte de Brown como otra en la larga historia del movimiento de los derechos civiles y se hizo un llamado a los afroestadounidenses a que cambien sus gritos de protesta por iniciativas y leyes.
"Voten, hagan escuchar sus voces, que todos sepan que ya estamos hartos de todo esto", dijo Eric Davis, uno de los primos de Brown.
El reverendo Al Sharpton propuso un movimiento que limpie tanto a las fuerzas policiales como a las comunidades a las que sirven.
"No estamos contra la policía. Respetamos a la policía. Pero es necesario enfrentar a los policías malos como a quienes se comporten indebidamente en nuestra comunidad", declaró Sharpton.
Dos tíos recordaron que Brown había pronosticado que algún día sería famoso.
"No sabía que estaba haciendo una profecía divina", declaró Bernard Ewing.
Más de 4.500 personas llenaron la Iglesia Bautista del Templo Misionero Amistoso en San Luis. El servicio religioso varió en ocasiones entre música gospel y un concierto de rock. Comenzó con música alegre acompañada de aplausos. Algunas personas bailaron en el lugar.
La multitud incluyó los padres de Trayvon Martin, el negro de 17 años que estaba desarmado y al que mató a tiros un guardia voluntario blanco en un vecindario en Florida, así como un primo de Emmitt Till, un chico de 14 años al que mataron varios hombres blancos cuando visitaba Mississippi en 1955. El asesinato de Till fue lo que detonó incitó el movimiento de los derechos civiles.
También asistieron varios asistentes de la Casa Blanca, el reverendo Jesse Jackson, el cineasta Spike Lee, el cantante Sean Combs y algunos hijos del reverendo Martin Luther King.
El reverendo Charles Ewing, el tío que leyó el panegírico, dijo que Brown "había profetizado su muerte". Ahora su sangre "llora desde el suelo. Llora por venganza. Llora por justicia".
Fotografías de gran tamaño de Brown, en las que lleva auriculares de música puestos, estaban en cada extremo del féretro, sobre el que había una gorra del equipo de béisbol de los Cardenales de San Luis.
En pantallas gigantes se mostró una foto de Brown que sostiene su diploma vestido con toga y birrete.
Brown murió dos días antes del día que debía comenzar a estudiar para técnico de climatización.
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