El gobernador del estado de Texas, Rick Perry calificó como farsa y aberrante la acusación presentada por un gran jurado, bajo los cargos de abuso de su poder al amenazar con un veto a la oficina del fiscal de distrito del condado de Travis.
En un rueda de prensa con una duración de casi apenas seis minutos, el gobernador, quien concluirá su mandato el próximo Enero y es mencionado como posible aspirante a la candidatura presidencial, defendió sus decisiones y sostuvo que los cargos en su contra son parte de un “teatro político partidista”.
“Me mantengo plena e inequívocamente detrás de mi veto. Continuaré defendiendo esta acción legal (...) No ajustamos diferencias políticas con encausamientos en este país”, subrayó el político republicano.
Perry, quien buscó sin éxito la candidatura presidencial republicana en 2012, amenazó con vetar 7.5 millones de dólares para la unidad anticorrupción del condado de Travis porque su titular, la demócrata Rosemary Lehmberg, fue convicta por manejar en estado de ebriedad.
Las acusaciones contra el gobernador fueron realizadas por un gran jurado de residentes de Austin, Texas, bajo la supervisión de un fiscal especial.
Se trata del primer gobernador de Texas a quien se le presentan cargos criminales formalmente en casi un siglo.
De ser encontrado culpable, la pena máxima que enfrentaría Perry por el primer cargo es de 5 a 99 años de prisión, mientras que por la segunda acusación es de 2 a 10 años.
Esta acusación ha sido la primera en su tipo desde 1917, cuando James Edward "Pa" Ferguson, Jr. fue acusado de cargos derivados de su veto al financiamiento estatal de la Universidad de Texas, en un esfuerzo por derrocar a los profesores y empleados que objetaba.
Ferguson finalmente dimitió antes de que se anunciara una sentencia en su contra, permitiendo que su esposa, Miriam Ma Ferguson, asumiera la gubernatura.
Las consecuencias que pueden desenvolverse ante esta situación son que el gobernador Perry podría perder la posibilidad de ser candidato a la Presidencia de Estados Unidos ante las acusaciones en su contra de abuso de poder y que los demócratas podrían capitalizar este escándalo para hacerle perder simpatía a los republicanos ante el electorado estadounidense.
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