Cruzar fronteras es parte de la vida en El Paso, en el extremo occidental de Texas, donde muchas personas pueden caminar hacia México para visitar a familiares o viajar en transporte público a Nuevo México para ir a trabajar. Pero para abortar no es necesario salir del pueblo, al menos por ahora.
Eso podría cambiar si un juez federal ratifica nuevas leyes en Texas que podrían prohibir los abortos en 18 clínicas a partir del 1 de septiembre, incluyendo una que ofrece el procedimiento en El Paso, donde una de las leyes contra el aborto más duras del país está bajo particular escrutinio en un juicio que terminaba el miércoles en Austin.
Sin lugares para interrumpir los embarazos en El Paso, las mujeres se verán obligadas a viajar por lo menos 885 kilómetros (550 millas) para poder abortar legalmente en Texas. Los abogados del estado dicen que las mujeres en realidad no tienen que viajar tan lejos: pueden ir a una clínica que está a 15 minutos en Santa Teresa, Nuevo México.
Los que se oponen al proyecto de ley señalan que las nuevas normas muestran que el objetivo no es proteger a las mujeres, como dicen los que apoyan la medida. Nuevo México —que los grupos conservadores lo llaman el Salvaje Oeste del acceso al aborto— no pide los mismos nuevos estándares que el gobernador republicano Rick Perry aprobó en 2013 a nombre de la salud de las mujeres. Tampoco pide los ultrasonidos obligatorios en Texas desde 2012.
"Es hipócrita decir que quieren proteger a las mujeres, decir que quieren que las mujeres tengan un lugar seguro para abortar y luego les quiten las clínicas y las obliguen a ir a otro estado", dice Gerri Laster, quien administraba una segunda clínica de abortos en El Paso antes de cerrarla en junio por los nuevos mandatos.
Es previsible que el juez de distrito Lee Yeakel emita su fallo pronto.
La ley dejaría sólo siete clínicas de abortos en Texas, todas en las principales ciudades y ninguna en el oeste del segundo estado más grande del país.
Esas siete clínicas cuentan con quirófanos, sistemas de ventilación esterilizada y otros estándares hospitalarios que la ley pide a las clínicas de abortos en Texas. Los dueños de otros centros dicen que no pueden pagar estas mejorías, las cuales consideran innecesarias.
Una clínica que está en El Paso y que también tiene una filial en Santa Teresa, Nuevo México, permanecerá abierta y solamente referirá a las mujeres al establecimiento en el otro estado.
Gloria Martínez, la enfermera administrativa de Hilltop Women's Reproductive Clinic en El Paso, dice que el número de pacientes ha disminuido en los últimos cuatro años y que mientras se desarrolla el juicio en Austin, muy pocas se han acercado.
Unos 2.200 abortos se realizaron en El Paso en 2011, casi 3.1% de todos los practicados en Texas ese año.
Laster dijo que al cerrar su clínica, Reproductive Services El Paso, se eliminó también la única entidad que daba a las mujeres apoyo financiero para un proceso que cuesta alrededor de 530 dólares.
Los que están a favor del aborto dicen que si hay suerte, las mujeres irán a Nuevo México a abortar y no hacia México para comprar medicamentos que les permitan interrumpir su embarazo solas y de forma peligrosa.
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